Este banner me lo he inventado para la ocasión, pero ¿te suena? Está inspirado en una corriente underground de hacer banners que genera millones de clics pero que nadie enseña en las clases de publicidad digital. Y sin embargo, se puede aprender mucho de ellos.
Ha ocurrido. Y nunca se nos había pasado por la cabeza que podía ocurrir: una campaña de remarketing se ha colocado por encima de las todo-poderosas campañas en buscadores de Google AdWords. ¿Quién ha sido el artífice? Aquél que dieron por muerto: el banner.
Los clientes están ciegos. Les ponemos publicidad y no la ven. Luego resulta que no están del todo ciegos, sólo ven lo que les interesa: contenidos pero también algunos banners de la competencia. ¿Cómo podemos devolverles la vista para los nuestros? “Bah, yo no hago banners, esto que me vas a contar no me interesa” Si has pensado esto o el socorrido “Los banners han muerto”, piénsalo dos veces. Podrías estar, como dicen los americanos, dejando un montón de dinero encima de la mesa. Cuando se creó el primer banner, seguro que a nadie se le ocurrió decir nada de...
El banner nace, crece y antes de que le salga un diente, muere. ¿Por qué? Por que no da la talla. Por que no cumple las 5 reglas de los banners inmortales. El que sigue es un ejemplo de cómo condenar a un banner a una muerte prematura. Corresponde a una campaña nacional de una empresa multinacional, multicanal y todo lo que acabe en “al”. Uno de los banners dinámicos decía así: “No innovamos para impresionarte” (imagen: un cacharro extraño) “Con unas gafas para localizar la memoria de tu ordenador” (imagen: algo que parece la placa madre de un ordenador...